martes, 12 de agosto de 2008

Un grito debajo del mundo

El mundo moderno ha sembrado a nuestro alrededor un verdadero mar de cosas como ciudades, antenas, coches, neurosis, manifestaciones, televisiones, secuestros, enfermedades, guerras lejanas y cercanas, esquizofrenias, cines, delitos, pasos, psicosis y semáforos entre otras muchas cosas… Una de las manifestaciones más palpables de este mar es el ruido que producen todas estas cosas… Un ruido que se levanta sobre nosotros inmenso y nos invade la casa, la mente y el corazón, aunque a ratitos se haga el invisible y guarde fingido silencio. Pero el ser humano siempre ha tenido la necesidad de ser reconocido, de ser diferenciado de “el otro”, de ser identificado, de decir el invaluable “yo”. Sin embargo, las cuerdas bucales de una garganta no son suficientemente poderosas como para hacerse escuchar debajo del mar de ruidos que produce nuestra sociedad moderna.
Un cuerpo solo no puede dar cabida sin derrumbarse al yo soy, yo existo, yo pienso, yo no soy igual a ti, yo estoy aquí también.
Pareciera, de muchos años para acá, que se terminaron las tierras vírgenes por conquistar en este mundo, pero el Hombre –siempre insaciable- ha impuesto a la categoría de imposible una característica de temporal. Y si bien se habían terminado las tierras, el conquistador se inventó otras para encontrarlas…
El Internet es un espacio por conquistar, la “nueva tierra” es de quien la alcance primero, de quien llegue primero y ponga “su bandera”. Es aquí donde el yo se abre paso, busca su huequito entre los ríos de información. El yo “navega” y encuentra el sitio ideal para plantarse y ser él.
El blog es esa “tierra prometida” una plataforma virtual donde el ser humano como individuo se puede plantar para dejar asentado que es uno y no otro con todas sus consecuencias.


María Martínez Marentes

1 comentario:

Elsa Villar Rodríguez dijo...

Una postura muy interesante, aceptando la existencia de un caos humano, pero al mismo tiempo dando la oportunidad del respiro, aunque sea virtual. El principio de la "Otredad" NO debe perderse en ninguno de los planos; ni en el real, ni en el virtual. La tecnología es la herramienta, aunque de pronto ¿podríamos pensar lo contrario, no?