lunes, 25 de agosto de 2008

La otra mitad

La tecnología como instrumento para tener novio

La búsqueda del amor es una de las actividades humanas por excelencia. Desde que el hombre es hombre ha recurrido a cualquier medio a su alcance para intentar conseguir a la pareja ideal con la esperanza hacer su vida completa, plena y feliz. Múltiples teorías filosóficas se han inventado alrededor de la sensación de vacío que deja el no tener un compañero o una compañera sentimental.

Aunque en ello pongan en riesgo la propia vida, los hombres se han robado a la mujer amada desde siempre, si es que no hay condiciones para obtenerla de otra manera. Las mujeres, a diferencia de los varones, tradicionalmente se inclinan por métodos menos agresivos como la brujería para conseguir el objeto de su amor o que su amado las ame sólo a ellas.
Penosa se vuelve la vida cuando no se anda en pareja. Una persona sola despierta grandes gestos de compasión entre quienes la rodean.
Pero, ¿dónde se consiguen las parejas cuando la vida no nos ha provisto de ellas? El mundo ha sufrido una revolución y para la alegría (¿o desgracia?) de muchos ahora no existe casi nada que la tecnología no pueda remediar. ¿Y qué puede hacer por nosotros la tecnología es el incierto mundo de dos?
El “usuario” puede ser sincero si es lo suficientemente ingenuo o fabricarse una máscara que desde su punto de vista cubre todas sus carencias y lo hace más atractivo para conseguir su objetivo que no es otra cosa que una pareja. Entonces, frente a un ordenador, se fabrica la oportunidad para que el obrero pueda presentarse como doctor y la fea como bonita.

Todo cabe en el Internet: mi yo ideal, el otro, el que no se equivoca, el que no debería de estar solo, el que no tiene carencias, ni frustraciones, ni malos humores, el que puede ser amado... Aparece entonces la otredad que nos da cabida sin defectos, el sitio donde los sueños son realidad y somos materia ideal para atraer y conquistar a nuestra añorada “otra mitad”.

La realidad es que debemos retomar el rumbo como humanidad, hemos acomodado nuestra mente y nuestro corazón distraídos en cosas que nos vuelcan hacia fuera y nos hemos llenado de vacíos. No es la pareja lo que necesitamos para nuestras vidas, ni el internet la panacea, ni en el cielo hay solamente estrellas. El amor es la empresa verdadera, no hay tiempo que perder en la pesca de las sirenas.

María Martínez Marentes

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